Observo ...


No cabe duda de que el dicho de: “el hombre pone, Dios dispone, viene el diablo y lo descompone” me cae como anillo al dedo. Yo pensaba escribir sobre otra cosa y de hecho ya había escrito parte del blog, cuando hoy que busqué el archivo en la computadora para terminarlo, no lo encontré por ningún lado. Así que aquí estoy escribiendo sobre algo más. Y no me refiero solamente a eso, sino también porque cuando piensas que todo va miel sobre hojuelas, se presentan o atraes situaciones a tu vida que te obligan a observarte y reflexionar.
Por que ¿qué pasa cuando estamos en una situación de “crisis”? Y pongo entre comillas la palabra crisis, pues en el momento que utilizamos palabras como esa, que tienen mucho de carga, le estamos dando la connotación que va en concordancia con lo que ésta representa para la mayoría de nosotros y que generalmente, está asociada con algo negativo. Pero bueno, como sea que les llamemos, estas experiencias sacan a relucir lo mejor o lo peor de cada uno de los involucrados, porque mientras que unos lo ven como una oportunidad más para crecer y seguir adelante, otros lo ven como una oportunidad, pero para sufrir, desquitarse y/o enojarse más con los demás.
Y es precisamente un momento como éste, el que estamos viviendo en mi núcleo familiar. Estamos viviendo una experiencia que ha hecho, por lo menos a mí, se me mueva el tapete de manera significativa. 
Me observo ... reacciono, observo a los demás ... reaccionan. Todos reaccionamos de distintas maneras; Algunos lloramos o nos desesperamos sin aportar nada constructivo, otros nos enojamos o deprimimos y buscamos quien nos la pague, otros permanecemos indiferentes o miedosos y nos escondemos detrás de lo que tenemos a la mano. Otros más  nos volvemos más amorosos, más unidos o tal vez más empáticos. También hay los que nos volvemos consejeros sin que se nos pida opinión. O tal vez sea un poco de todas, una combinación. No importa.
Un gran amigo y maestro me repite constantemente: “todo es perfecto”. Y es hasta este momento que creo entender a que se refiere con esa expresión; pero ¿qué puede tener de perfecto algo que es poco fácil de asimilar o entender, algo que me está confrontando, algo que me hace llorar, algo que me hace enojar y sacar lo peor de mi, algo que me está quitando de mi zona cómoda y que me causa dolor? ¿algo que me hace más empático? Creo que la perfección no está en la situación o experiencia en sí nada más, sino en comprender y aceptar que no hubiera podido ser de otra manera, que así como fue, es exactamente como debió ser y que todos y cada uno reaccionamos de forma “perfecta”;  echando mano de lo que conocemos y exactamente como sabemos hacerlo en este preciso momento de nuestra existencia, no más ni menos. 
Comparto con ustedes un extracto del poema "La Danza" de Oriah Mountain Dreamer, escritora canadiense y mujer amorosa, fuerte y de gran belleza interior que me encanta leer y que refleja mucho de lo que quisiera poder expresar.

(...)
No me digas que quieres guardar al mundo entero en tu corazón.
Muéstrame cómo te niegas a hacerle daño a otro
sin abandonarte a ti mismo cuando estás lastimado y temeroso de no ser amado.

Cuéntame una historia acerca de quién eres,
y mira quien soy en las historias que estoy viviendo.

Y juntos recordaremos que cada uno de nosotros siempre tiene una opción.
No me digas cuán maravillosas serán las cosas. . . algún día.
Muéstrame que puedes arriesgarte a estar completamente en paz,
verdaderamente bien con la manera en que son las cosas ahora,
en este justo momento, y de nuevo en el siguiente y en el siguiente y en el siguiente. . .

He escuchado suficientes historias de guerreros con audacia heroica.

Dime cómo te desmoronas cuando golpeas contra el muro,
ese lugar que no puedes atravesar con la fuerza de tu propia voluntad.

¿Qué es lo que te lleva al otro lado de ese muro,
hacia la frágil belleza de tu propia humanidad?
Y después de habernos mostrado cómo hemos establecido y mantenido los límites claros y saludables que nos ayudan a vivir uno al lado del otro, arriesguémonos a recordar que nunca dejamos de amar silenciosamente a aquellos que una vez amamos en voz alta.

Llévame a los lugares de la Tierra que te enseñan a bailar,
los lugares donde puedes arriesgarte a dejar que el mundo te rompa el corazón.

Y yo te llevaré a los lugares donde la tierra bajo mis pies
y las estrellas en lo alto vuelven entero a mi corazón una y otra vez (...) (Oriah M.D.)

Un saludo y agradecimiento especial a mi amiga BEA, Nos vemos pronto.  Tlazocamati!



Comentarios

Entradas populares